La policía encontró en la casa del actor Philip Seymour Hoffman, hallado muerto el domingo, decenas de jeringas y unos 50 sobres que presumiblemente contenían heroína, así como medicamentos que requerían prescripción médica, informó ayer la cadena de televisión CNN, aunque la policía aún no lo confirmó oficialmente.
Hoffman, de 46 años, fue hallado muerto el domingo en su vivienda de Greenwich Village, con una jeringa en el brazo izquierdo, había informado antes el diario “The New York Times”, sin confirmación oficial.
El actor, uno de los más talentosos de su generación, que ganó en 2006 un Oscar por su encarnación de Truman Capote, nunca calló sus adiciones a las drogas y al alcohol, pero hace algunos años aseguró que había superado el problema. Sin embargo, el año pasado había ingresado de nuevo en una clínica de desintoxicación.
“Lo vi la semana pasada y estaba limpio y sobrio, era el de siempre”, dijo el guionista David Bar Katz en declaraciones al “New York Times”. “Yo creía que ese capítulo ya era pasado”, agregó. Hollywood reaccionó consternado ante la muerte de uno de sus actores más conocidos. “Disfruté de actuar junto a él en ‘The Big Lebowski’. Era un hombre tan maravilloso, tan condenadamente talentoso, un verdadero tesoro”, escribió Jeff Bridges en Twitter, en uno de los tantos mensajes de dolor por la muerte del actor.